Si hay algo que ha cambiado nuestras vidas en los últimos tiempos, ha sido sin lugar a dudas, internet. La red de redes, aquello que empezó como un proyecto militar en tiempos de Arpanet y que poco a poco fue metiendose en nuestras casas con aquellos ruidosos y lentos modems de 56ks, en el mejor de los casos.

Quizás peque de «abuelo cebolleta» pero aun recuerdo cuando contraté mi primer adsl con uno de mis primeros sueldos, aquello era una marvilla por dos motivos, uno para mi por la velocidad, nada mas y nada menos que 256 kbs, y otro para mis padres, la línea de teléfono fija, esa que ahora está poco menos que de adorno, ya estaba operativa y no comunicaba todo el tiempo.

Mucho ha llovido desde entonces y quizás el otro gran salto de la tecnología se dio con las conexiones a internet móviles. Desde aquellos primeros terminales con wap, el gprs o Edge, hasta los últimos y potentes terminales con 3G, 4G… Con la llegada de las conexiones móviles a alta velocidad, el universo de los teléfonos móviles ha cambiado enormemente y por ende, sus usos. Atrás quedaron los teléfonos que sólo servían para enviar mensajes, llamar y jugar al Snake, ahora podemos consultar el correo rápidamente, ojear webs, «cotillear» en las redes sociales o jugar al poker online sin dinero.

La conjunción de un smartphone (preferiblemente Android) y una conexión a internet, nos proporcionan un abanico de posibilidades casi inagotables, podremos trabajar con herramientas como Google Docs, podremos chatear o comunicarnos con aplicaciones como Whatsapp, tendremos el mas potente GPS gracias a Google Maps… Y como no, todo el ocio del mundo con los juegos y entretenimientos que podamos imaginar; Plantas vs Zombies, Angry Birds, juegos de mesa…

En definitiva, estamos a un paso de convertir nuestro móvil en nuestro principal ordenador, sustituyendo por completo a nuestro portátil o sobremesa.

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